Según la legislación francesa, podrán quedarse con la mitad del dinero
El pasado jueves, los trabajadores se encontraban en las bodegas de Alexandre Bonnet cuando, para su sorpresa, el techo venció. De donde en otras circunstancias hubiera caído escobros y polvo , en esta ocasión lo hizo un tesoro de 17 kilos, de oro equivalente a 700.000 euros. Concretamente, lo que cayó del techo de la vivienda fueron 497 monedas de oro, datadas entre 1851 y 1928, y de un alto valor para coleccionistas.
No está muy claro qué debió ser más difícil: si ver cómo les caía el techo encima, descubrir que se trataba de toda una fortuna, o tener que devolverlo, optando a quedarse con la mitad para ellos, claro está. El botín fue trasladado a un lugar más seguro, una bóveda de un banco.
Según informa el diario francés “Le Figaro”, siguiendo las disposiciones que se establecen en el Código Civil, la mitad del tesoro sería devuelto a manos de su propietario, en este caso la empresa, mientras que la otra iría a parar a manos de quien ha descubierto el botín o sea los obreros.
Philippe Baijot, director general de la casa de Alexandre Bonnet, declaraba al mismo medio que el dinero encontrado podía provenir de las exportaciones a los Estados Unidos de vino y alcohol durante la época en la que el comercio en EE.UU con bebidas estaba prohibido.
Sin darse cuenta, este grupo de trabajadores se han convertido en unos “cazarecompensas” en toda regla, pero de los humildes, todo hay que decirlo. Habría que ver si más de uno hubiese actuado igual en su misma situación, 700.000 euros suponen un botín muy goloso para los más ambiciosos.
Según informa el diario francés “Le Figaro”, siguiendo las disposiciones que se establecen en el Código Civil, la mitad del tesoro sería devuelto a manos de su propietario, en este caso la empresa, mientras que la otra iría a parar a manos de quien ha descubierto el botín o sea los obreros.
Philippe Baijot, director general de la casa de Alexandre Bonnet, declaraba al mismo medio que el dinero encontrado podía provenir de las exportaciones a los Estados Unidos de vino y alcohol durante la época en la que el comercio en EE.UU con bebidas estaba prohibido.
Sin darse cuenta, este grupo de trabajadores se han convertido en unos “cazarecompensas” en toda regla, pero de los humildes, todo hay que decirlo. Habría que ver si más de uno hubiese actuado igual en su misma situación, 700.000 euros suponen un botín muy goloso para los más ambiciosos.
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