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martes, 1 de febrero de 2011

EL DÓLAR Y LOS FALSOS PROFETAS


Cuando un año atrás la perspectiva del dólar convivía con presagios casi catastróficos estaban aquellos que emulaban profecías y aventuraban valores muy distintos de los que vemos hoy. En la contracara de esta moneda están quiénes se atribuyen méritos por un dólar “tranquilo” en Argentina. En primer lugar lo que se quiere resaltar en estas líneas es que lo que a la postre manda es la estructura productiva-social; es decir, la actividad de la gente día a día. Los funcionarios de turno intentarán siempre demostrar virtudes en la gestión. Si hacemos un repaso de lo sucedido luego de la crisis de 2002 y nos focalizamos en el período 2003-2010, se deben destacar como mínimo cuatro puntos:

1)El billete verde perdió valor en el mundo respecto de casi todas las monedas.
2)Los latinoamericanos también ganaron posiciones. Además, mientras los países relevantes para el comercio exterior argentino ganaban fuertemente lugar contra el dólar, el peso se mantenía constante (sin tener en cuenta la inflación).
3)El ingreso de dólares. El boom de los commodities y la revolución agrícola permitió una entrada de divisas extraordinariamente elevada.
4)El deporte nacional: la demanda de dólares. A pesar de todo lo antedicho la solicitud de esta divisa sigue siendo muy alta.
Al explayarnos en estas ideas encontramos, respecto del primer punto, que desde fines de 1998 la Reserva Federal de los EEUU sigue el desempeño de un indicador llamado Índice de Tipo de Cambio Real Multilateral Amplio. Esta es la mejor medida para aproximar la competitividad de los productos de esa economía en comparación con las del resto del mundo con los que comercia (se ponderan las monedas por las participaciones del comercio exterior y también por los precios de cada país).
Este indicador, si se lo mide en términos nominales, implica que EEUU está depreciando su moneda respecto de todas las demás. El nominal o el real (ponderado por los precios) se comportaron de igual forma en Norteamérica y mostraron el deterioro del billete verde (y de esa economía en los últimos años). Hacia fines de 2003 el tipo de cambio de EEUU, así medido, cotizaba en un valor índice de 99.1; a fines del 2005 a 98.3, a igual momento del 2007 a 87.8 y finalizando el 2010 está en 84.2.
Utilizamos un solo indicador por lo corto del artículo, pero baste el mismo como representativo del proceso que sufrió el dólar americano en la escala global. Todo el mundo se apreció contra el dólar desde 2003 a esta parte. Durante ese período la caída fue del 15%.
Respecto al segundo punto, los latinoamericanos también ganaron posiciones. Tomemos por caso Brasil. A fines del 2003 el tipo de cambio del real contra el dólar estaba arriba de 2.9 reales por cada dólar, mientras que hoy está ¡40% más caro! En Méjico el Peso se apreció un 20%. El Peso Uruguayo, por su parte, también se apreció un 32%. Inclusive el famoso Yuan chino pasó de 8.27 a 6.65 Yuanes/dólar, revaluándose un 20%.
¿Y por casa cómo andamos? El Peso Argentino se movió a contramano y pasamos de 2.9 AR$/dólar a 4.0. Esto significa que depreciamos casi un 40% nuestra moneda. La contratara de este “avivada” tuvo que ser el proceso inflacionario. Ninguno de los países, excepto Venezuela, presenta una inflación ni cercana a la que tenemos por estas latitudes. 
En relación al tercer punto, tenemos que hablar del ingreso de divisas. Veamos la secuencia de datos de las liquidaciones del Sector “Oleaginosos y Cereales”, según lo denomina el BCRA en sus estadísticas del Mercado Cambiario.
Esta serie de datos corresponde a las liquidaciones anuales por exportaciones de este sector desde el 2003 al 2010 (estimado el último trimestre del 2010), en millones de dólares: 10.665 - 11.856 - 12.711 - 13.337 - 19.552 - 25.830 - 18.799 - 27.488. Estos números representan lo que se liquidó por exportaciones. Por supuesto que el sector también realizó algunas importaciones. Cuando se saca el neto de lo que éste aportó al mercado cambiario desde el 2003 al 2010 se llega a la friolera de: ¡128.157 millones de dólares!
Este simple número de casi 130 mil millones de dólares volcados al mercado cambiario en 8 años fue un aluvión de billetes “verdes” provenientes del sector “verde”. Una verdadera invasión de la soja en el mercado. Simbólicamente el verde es su común denominador. No fue ni el oro negro de algunos países, ni productos baratos de exportación, ni cualquier otra cosa, salvo “Oleaginosos y Cereales”.
Valdría la pena entrar a ver en el sector cuánto de la “revolución sojera” tiene que ver con los precios, cuánto con el cambio climático, con la innovación y demás, pero queda para los expertos en el tema. Seguiremos concentrados en el mercado cambiario. También pendiente avanzar sobre la cuestión de los Términos de intercambio, pero será para otro artículo.
Y sobre el cuarto punto, el deporte nacional: la demanda de dólares. Veamos ahora otra serie de datos 2003 a 2010. La misma es lo que el Banco Central de la República Argentina denomina la “Formación de Activos Externos Netos del Sector Privado”, algo así como un primo hermano de la compra de dólares para ahorrar.
La serie 2003-2010 (todos negativos salvo el 2005, estimado el último trimestre 2010): -3.808 / -2.837 / +1.206 / -2.939 / -8.880 / -23.098 / -14.124 / -12.191. Si se toma el trabajo el lector de sumar la plata que se fugó del sistema en búsqueda del acogimiento de un colchón o de la humedad de una pared, la resultante fue la astronómica suma de: ¡66.670 millones de dólares!
El promedio mensual se ubica por encima de los 1.000 millones de dólares. Es una gotera que salpica y hace ruido molesto en una casa de un solo ambiente. Hemos vivido momentos extraordinarios desde donde se lo quiera plantear y aún así la apetencia por tomar activos externos no se ha detenido en nuestro país.
Claramente puede sacarse una cuenta sencilla puesta en términos coloquiales: La soja le tiró al mercado 128 mil millones de dólares y la gente se tragó 67 mil millones. ¿Los restantes 61 mil millones?
Dos destinos son los principales: En primer lugar las divisas que le sobran a este sector se utilizan para financiar a los demás. Tomemos el caso del sector automotriz, tan conocido y famoso por el boom de consumo en Brasil. El Sector que el BCRA califica como “Industria Automotriz” le quitó al mercado cambiario (liquidaciones por exportaciones-importaciones) nada más que 22.900 millones de dólares. Así como éste, otros necesitaron las divisas. Aún así, sobraron dólares y el resultante lo encontramos atesorado en el BCRA, que es el segundo destino de las divisas sobrantes del mercado.
El BCRA tenía 10 mil millones de dólares de Reservas a fines del 2002 y hoy publica por encima de los 52 mil millones. Puede darse cuenta el lector que los números van maridando…lo que un sector aporta de más, otros sectores toman parte pues le falta y el resto se ahorra en el BCRA. Una cosa adicional para tener en cuenta es que las Reservas del BCRA en términos del PBI no han evolucionado en los últimos años manteniéndose estables en torno al 16% del PBI (aunque obviamente que es una mejora comparado con el 2003).
Podemos resumir e ir obteniendo algunas conclusiones: En primer lugar, vimos que estamos en presencia de un fenómeno global de lo que está ocurriendo con el dólar. Luego que nuestra región no se mantuvo al margen sino que, por el contrario, su participación fue muy activa. Pasamos a analizar el imparable aluvión de billetes verdes provenientes del sector “verde” de exportación en el mercado cambiario y también algo del deporte nacional sobre la demanda de dólares y su acuñación en el BCRA.
Sobre el primer punto: Nadie puede evitar una tendencia global. No es ni mérito ni culpa de alguien en nuestro país. Nos viene dado. Es global.
Sobre el segundo punto: A diferencia de otras épocas históricas, Latinoamérica está alineada con la tendencia global. Sería muy difícil ir totalmente a contramano de un fenómeno regional y global.
Sobre el tercer punto: La revolución sojera determinó un mercado cambiario inundado de dólares como ninguna generación con vida tiene memoria en nuestro país.
Sobre el cuarto punto: Aún en el contexto presentado, la demanda de dólares permanece en un nivel elevado.
En general, vimos que los medios de comunicación suelen mostrarnos a Presidentes del BCRA como gurúes y de quiénes dependen todos los resultados de nuestro día a día. Luego de estos guarismos vemos que un productor agropecuario en Pergamino tuvo más que ver con la realidad de los últimos años que quiénes dirigieron el Banco Central.
En términos de héroes aún preferimos pensar que un trabajador a sol y sombra figura en lo más alto de la escala y que son ellos a quienes debemos la realidad, independientemente de funcionarios de turno.
 .Autor: Diego Marcos, Director de la carrera de Economía de la UCEL

1 comentario:

SGP dijo...

Buen resumen de nuestra relación amor-odio con los verdes.