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viernes, 11 de febrero de 2011

¡LAS MONEDAS BASTARDAS!

En el año 2000, la Dra. Sofía Khovisse, presenta un trabajo sobre variaciones de cobre de 1 y 2 centavos de los años comprendidos entre 1882 y 1896.
En su reciente catálogo Amonedación de la República Argentina / 1881-2009, el Sr. Héctor Carlos Janson incorpora estas “variantes” a su catalogación, logrando detectar más de ellas, y llevándolas a un número más amplio en cada uno de éstos años.
En 2009, en el III Seminario que organizó el Centro Numismático de Rosario, aparece en la escena numismática el Sr. Vicente L. Scorzari, dando a conocer un muy elaborado y minucioso estudio intitulado Monedas Bastardas de la República Argentina / 1881-2008, en donde nos comenta: “…existe una sola moneda, la que el artista creó, la del cuño original, a esta moneda la llamaremos original, las que difieren en algo con esta, la llamaremos bastardas. Para las monedas la palabra bastarda la definiremos de la siguiente forma: es una moneda que no corresponde a la calidad original”.
También es de mencionar, un trabajo realizado por el Lic. Rubén Gancedo, cuyo título es Catálogo de Monedas de la república Argentina / 1881-2003 presentado en CD, donde analiza las variedades que encontró en las monedas de 5, 10 y 20 centavos de cuproníquel de los años comprendidos entre 1896 y 1942.
Por lo expuesto, estos trabajos que con esmero sus autores han llevado a cabo y nos brindan generosidad, nos llevan a la gran posibilidad de debatirlo en ámbitos numismáticos los que seguimos con atención el desarrollo de las implicancias que conllevan.
Pero lo más importante, amén de debatirlo con total conocimiento de la cuestión, es llegar a una conclusión fehaciente, y no dejarnos llevar por la pasión o tomar partido por uno u otro, porque primero está la numismática, nuestra ciencia. Por esto creemos necesario e imperioso que participemos todos, incluidos la FENYMA y la ANA, para unificar criterios y aunar posiciones, de esta manera podríamos aprovechar mucho más inteligentemente estas investigaciones. Trascripción: Boletín N°47 publicado en mayo de 2010 del CENUSA.

A raíz del artículo publicado por el CENUSA en mayo de 2010, y sumandome al debate planteado, quiero a través de este medio exponer mi punto de vista.

¿Por qué algunos errores son considerados como tal, y otros son considerados variantes?

Sinceramente no podría decirlo, creo que es algo que va dentro de una apreciación muy personal de quienes tienen el trabajo de catalogar las monedas. La discusión admite varias opiniones.

Como menciona el Sr. Héctor Carlos Janson En su catálogo Amonedación de la República Argentina / 1881-2007, en el prólogo …” Recibimos tantos elogios como solicitudes en el sentido de eliminar todas aquellas variantes que provinieran tanto de roturas de cuños, como de empastes de los mismos.
Pero no sería justo dejar de admitir que existe una inmensa legión de entusiastas, diría la otra mitad, que insiste en su inclusión. No solo las consideran como catalogables, sino que disfrutan con su búsqueda y posterior incorporación.
Para satisfacción de ambas opiniones hemos decidido conformarlas eliminando del cuerpo principal todas aquellas ya citadas que no configuren una variante de cuño y anexar al final todas aquellas que cumplan con esa condición. Por supuesto ilustradas y con su precio de mercado correspondiente. Será decisión propia del coleccionista el agregarlas o no al conjunto primario.”

El tema en cuestión, es el siguiente: ¿Qué es una variante? ¿Cómo diferenciamos el error de la variante? ¿Cuándo un error se convierte en variante?...

Creo que son preguntas que todos alguna vez nos hicimos, y muchas veces recibimos respuestas contradictorias, por lo tanto voy a dar mi opinión personal, lo que no significa que sea la verdad absoluta.
Si bien el trabajo de investigación es muy importante y totalmente meritorio, se requiere de mucho tiempo y sobre todo de mucho dinero invertido en cientos de ejemplares para analizar. Esto no es para todos los coleccionistas.
Si se realiza para presentar un trabajo académico es muy valorable, pero si es utilizado con fines comerciales para ampliar el mercado, con tal o cual variante y a veces con precios de catálogo muy superiores a la misma moneda ( aunque sea por su grado de dificultad o rareza), se logra el desaliento de los que recién se inician o los que con muchos años y mucho esfuerzo habían logrado armar su colección, y por, la aparición de nuevos catálogos en el mercado que anexan con cada edición, más y más variantes, debemos preguntarnos… ¿Cuál es el objetivo de esto?
Por lo tanto y analizando todo lo antes expuesto, debemos definir el límite entre las monedas que son coleccionables o simplemente como menciona el Sr. Vicente L. Scorzari las monedas bastardas.

Variantes de monedas
Son aquellas que por algún ajuste en las maquinas o modificación presentan diferencias en la misma moneda, de la misma ceca, del mismo año y “sin defectos en el cuño” Ej.: Fecha grande y fecha chica (20 centavos cabeza de Bazor año 1942), encontramos monedas de níquel con la fecha junta, o separada, o caída.


Otra cosa a tener en cuenta, es que el hecho de que una moneda tenga un error, no significa que este error no sea una variante, por ejemplo, la moneda de un peso que en lugar de “provincias”, dice “provinGias”, es un error “de imprenta”, pero es una variante porque fue realizada con un cuño original.
También una variante puede darse por un cambio en el cuño, como por ejemplo, o “sol grande” y “sol chico” o hombro recto y hombro curvo en las monedas de Pesos Ley, o diferente cantidad de estrías por cm. En un estriado. La variante puede constituir o no un error.
Sol grande Sol chico. Siete caído o separado. (Puede ser porque se cambiaba la última cifra del año y se acuñaba en meses distintos). En Cambio siete sobre siete, Debería considerarse como un error, no una variante.
Fecha grande Fecha chica _son dos cuños distintos_. Con brotes cortos o largos en los laureles.
¿Cual será el diseño original?. Hombro curvo. Hombro recto. ¿Rectificación de cuño o cuños distintos?

Variantes de acuñado (Bastardas)


Un error es cuando una moneda presenta una anormalidad, que resulta bastante particular, y no corresponde a un cuño distinto, sino que fue producida por una rotura del mismo, o un desperfecto en algún paso de la fabricación.
Un error puede ser una moneda descentrada, un empaste (exceso de material producto de una falla en el cuño), con escalones, nidos, cantos irregulares, soles con acné, lágrimas, vinchas, pelo más largo o más corto, con rulos o sin, giro a 90° o a 45°, reverso medalla cuando corresponde reverso moneda o viceversa, con o sin ventanas.
Podemos incluir también, la nueva moneda del Aconcagua ($1 del Bicentenario de muy reciente aparición y ya se han visto tres con el mismo defecto) con una línea oblicua sobre el cerro, que lo único que demuestra es la mala calidad de la acuñación de nuestras monedas o la falta de control de calidad si se acuñaron en otro país.
5 y 10 Australes reversos medalla deberían catalogarse como un error y no como una parte de la colección Argentina ya que en su diseño original son reverso moneda y no medalla.

Conclusiones.

Las monedas bastardas deben, a mi parecer, ser catalogadas por quienes las poseen, y con un criterio personal, tal vez algún día, alguien decida catalogarlas como “variante”.
Otro dato interesante es que un error, no amerita por si mismo un número de catalogo propio, es decir, los errores no se catalogan, salvo que lleguen a ser considerados variantes.
En mi caso personal poseo muchas variantes “propias” o monedas “bastardas” que no figuran en un catálogo y el único fin es la diversión de la búsqueda y el placer del hallazgo de las mismas. Estos errores generalmente son bastante únicos y no suelen repetirse en cantidades significativas.
Quedó demostrado también que si en algunos períodos de nuestras monedas existió un estricto control de calidad, en ese período “no hay variantes” pero sí puede haber errores.
Creo que debemos definir de una vez por todas las diferencias de opinión que existen sobre este tema, sería interesante que las entidades que nos representan y los máximos especialistas se expidan de forma, académica, práctica y definitiva para el bien de la numismática, y que confeccionen un catálogo oficial (Tal vez por el propio B.C.R.A), sin precios de mercado, pero con la mayor información posible de cada moneda (el nombre del grabador o autor del diseño, la empresa que acuñó la misma, de ser una ceca extranjera, etc.). Invitamos a todos nuestros lectores a sumarse a este debate con sus opiniones y comentarios.

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