Los habitantes de la ciudad de Ventspils, al noroeste de Letonia, han pasado casi todo el viernes haciendo cola para conseguir dinero. Y no se trataba de empleados de empresas a la espera de su sueldo. Las autoridades de esta pequeña localidad a orillas del Mar Báltico estaban repartiendo la nueva divisa, los 'vents', creada para afrontar la crisis económica. Los billetes, con la imagen de una vaca (símbolo de Ventspils) y con marcas de agua, como es debido, son ahora la nueva moneda de una ciudad de 44.000 habitantes.
La crisis de la zona euro, las medidas de ahorro y la constante búsqueda de maneras para paliar las consecuencias de la recesión han llevado a varios países a barajar la posibilidad de volver a sus antiguas divisas. Mientras los políticos y economistas analizan los pros y los contras, los ciudadanos hacen ya sus experimentos: algunos rescatan del olvido las monedas y billetes de la era anterior al euro, mientras que otros, como los de Ventspils, crean su propio dinero.
El contaminante ejemplo español
Los primeros en rechazar al euro han sido los comerciantes de Portomagno, un pequeño pueblo de pescadores en la Galicia (Noroeste de España). Debido al profundo déficit presupuestario, las autoridades locales no han hecho otra cosa que llamar a los vecinos a gastarse los billetes y monedas que tenían guardados en pesetas.
Los habitantes de la ciudad italiana de Filletino han ido más lejos en la intención de evitar severas medidas de austeridad, proclamándose principado independiente, con su monarca y su divisa. La administración local espera que en un futuro, un 'fiorito' -así se denomina la moneda local- equivalga a dos euros y sea la única divisa usada en todos los establecimientos del pueblo. Los comerciantes están contentos con la novedad. "Estoy seguro de que con la nueva moneda, la situación económica mejoraría, tendrá un buen efecto sobre el turismo y atraerá a más gente a la zona", dice el tendero Paolo Cerrocchi.
¿Es el euro el factor negativo?
La idea del retorno a las monedas nacionales se extiende por Europa. En Grecia, uno de los países más golpeados por la crisis, la posibilidad se volvió muy real. "Que Grecia se distancie del euro está ahora sobre la mesa", anunció la comisaria europea, Maria Damanaki.
Según la encuesta anual 'Transatlantic Trends 2011' presentada en la fundación española BBVA, la mayoría de los españoles (un 54%) considera que el euro lastra la economía nacional. Entre los más críticos de la moneda se encuentran los británicos, con un 77% de rechazo, seguidos por Portugal (58%) y Francia (54%).
Inclusive en Alemania ha aumentado el número de partidarios del antiguo marco: más del 55% de la población se pronuncia en contra del euro, según un sondeo realizado por la agencia independiente Forsa.
¿Cuál sería el precio?
El retorno a las monedas nacionales es el paso recomendado por los economistas más prominentes para los países de Europa que arrastran más problemas. Pero ¿cuál sería el precio?
Según el banco UBS, la salida de un país de la moneda única se estimaría en unos 9.500 - 11.500 euros durante el primer año por habitante. En general, esto equivaldría a un 40-50% del PIB. Se trata de cálculos aproximados. En realidad el precio del retorno al dracma, al escudo, o la libra irlandesa podría ser aún mayor.
La crisis de la zona euro, las medidas de ahorro y la constante búsqueda de maneras para paliar las consecuencias de la recesión han llevado a varios países a barajar la posibilidad de volver a sus antiguas divisas. Mientras los políticos y economistas analizan los pros y los contras, los ciudadanos hacen ya sus experimentos: algunos rescatan del olvido las monedas y billetes de la era anterior al euro, mientras que otros, como los de Ventspils, crean su propio dinero.
El contaminante ejemplo español
Los primeros en rechazar al euro han sido los comerciantes de Portomagno, un pequeño pueblo de pescadores en la Galicia (Noroeste de España). Debido al profundo déficit presupuestario, las autoridades locales no han hecho otra cosa que llamar a los vecinos a gastarse los billetes y monedas que tenían guardados en pesetas.
Los habitantes de la ciudad italiana de Filletino han ido más lejos en la intención de evitar severas medidas de austeridad, proclamándose principado independiente, con su monarca y su divisa. La administración local espera que en un futuro, un 'fiorito' -así se denomina la moneda local- equivalga a dos euros y sea la única divisa usada en todos los establecimientos del pueblo. Los comerciantes están contentos con la novedad. "Estoy seguro de que con la nueva moneda, la situación económica mejoraría, tendrá un buen efecto sobre el turismo y atraerá a más gente a la zona", dice el tendero Paolo Cerrocchi.
¿Es el euro el factor negativo?
La idea del retorno a las monedas nacionales se extiende por Europa. En Grecia, uno de los países más golpeados por la crisis, la posibilidad se volvió muy real. "Que Grecia se distancie del euro está ahora sobre la mesa", anunció la comisaria europea, Maria Damanaki.
Según la encuesta anual 'Transatlantic Trends 2011' presentada en la fundación española BBVA, la mayoría de los españoles (un 54%) considera que el euro lastra la economía nacional. Entre los más críticos de la moneda se encuentran los británicos, con un 77% de rechazo, seguidos por Portugal (58%) y Francia (54%).
Inclusive en Alemania ha aumentado el número de partidarios del antiguo marco: más del 55% de la población se pronuncia en contra del euro, según un sondeo realizado por la agencia independiente Forsa.
¿Cuál sería el precio?
El retorno a las monedas nacionales es el paso recomendado por los economistas más prominentes para los países de Europa que arrastran más problemas. Pero ¿cuál sería el precio?
Según el banco UBS, la salida de un país de la moneda única se estimaría en unos 9.500 - 11.500 euros durante el primer año por habitante. En general, esto equivaldría a un 40-50% del PIB. Se trata de cálculos aproximados. En realidad el precio del retorno al dracma, al escudo, o la libra irlandesa podría ser aún mayor.
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